La de ‘Misión: imposible’ es una de esas sagas que invita al optimismo, ya que pese a contar cinco entregas no ha agotado su fórmula, sino más bien todo lo contrario: cada nuevo capítulo resulta más entretenido y gratificante que el anterior. En realidad, esta máxima sólo puede aplicarse a las dos últimas películas, pero es suficiente para destacar la buena forma que mantiene la franquicia cuando ya han pasado 19 años desde que Tom Cruise interpretara al agente de la IMF Ethan Hunt por primera vez.
Es más, ha sido toda una sorpresa descubrir que ‘Misión: Imposible – Nación Secreta’ es un espectáculo mejor pulido y más efectivo que su antecesor, ‘Misión: Imposible – Protocolo Fantasma’ (Brad Bird, 2011), y eso que aquél dejó el listón muy alto.
El filme de Brad Bird le dio un giro a la saga de espías, restándole protagonismo al hasta entonces prácticamente omnipresente Hunt para repartirlo entre los demás miembros del grupo y hacer de la historia la historia de una banda y no de un héroe.Christopher McQuarrie ha seguido esa línea pero ha ido un poco más allá y convertido ‘Nación Secreta’ (me ahorraré los ‘misión imposible’ a partir de ahora) en el primer título de la saga en el que todos los miembros del equipo repiten papel. Tom Cruise, Simon Pegg, Jeremy Renner y Ving Rhames retoman sus personajes de capítulos anteriores y arrancan la aventura donde ‘Protocolo Fantasma’ la dejó, en la investigación que inicia Hunt sobre un misterioso grupo llamado el Sindicato.

Una buena historia
De este modo, ‘Misión Imposible’ entierra el concepto de lucimiento personal exclusivo del actor Tom Cruise para apostar por el trabajo en equipo con una buena historia por delante. Porque ese es otro detalle, si no el más importante, que hace de ‘Nación Secreta’ una película de acción muy recomendable: la trama es la mejor que ha presentado la saga hasta ahora.
Y en este punto permitidme un inciso: la primera ‘Misión Imposible’, que dirigió Brian de Palma en 1996, es una isla en la franquicia. Con un estilo único, más sobrio y enigmático, y la etiqueta de ‘imprescindible’ en lo que al género de espías se refiere.

Rebecca
De vuelta en el 2015, el guión de Christopher McQuarrie logra aquello a lo que las buenas películas de espías aspiran: sorprender con cada nuevo giro y mantener el secreto intacto hasta el final. Por ‘secreto’ me refiero, en este caso, no tanto al origen de ese Sindicato que persigue Hunt como a las motivaciones del personaje de Rebecca Ferguson, cuya participación es lo más celebrado de la cinta. La actriz austriaca encarna a Ilsa, una enigmática mujer
que parece dudar entre colaborar con el agente Hunt o acabar con él.
Ilsa, Ferguson, derrocha tanta fuerza e intriga que resulta imposible no seguirla con la mirada en cada ocasión que sale en pantalla. Su aparente frialdad y resolución cautivan a Hunt y también al espectador. Rebecca Ferguson interpreta un personaje que dista mucho de ser ‘mujer florero’ ya que por momentos da la sensación de que ella es el verdadero pilar de la trama. Tanta relevancia tiene que hasta sus escenas cuentan con banda sonora propia.

Sorpresas a ritmo frenético
La introducción de Isla es uno de los aciertos del guión, pero no el único. La historia que elabora McQuarrie puede presumir de saltar de escenario en escenario y de persecución en persecución manteniendo las justas dosis de intriga y resultando, y esto sí que es una sorpresa, imprevisible. Todo lo imprevisible que una entrega de ‘Misión Imposible’ (ya sabéis, con sus típicas hazañas irrealizables como, por ejemplo, abordar un avión en el aire) puede ser. Cualquier cosa puede pasar, menos, por supuesto, que Hunt fracase en una de sus misiones.
La adrenalina es el segundo ingrediente indispensable que hace de ‘Nación Secreta’ un producto tan, tan entretenido. Desde el abordaje en el aire hasta la persecución en moto, sin olvidar la secuencia bajo el agua, la película apenas nos da un momento de respiro. Y por eso uno llega al final con la sensación de que nada de lo que ha visto hasta ese momento sobra, como tampoco nada más hacía falta.

Cruise en su justa medida
Incluso Tom Cruise tiene el protagonismo justo, ni tanto como para que pensemos en ‘Nación Secreta’ como un capricho de su crisis de los 50 (para ser exactos, 52, la misma edad, por cierto, que contaba Jon Voight en la primera ‘Misión Imposible’), ni tan poco como para que dejemos de considerarle el héroe de la historia.
Sólo, y esto es ya un antojo mío, me hubiera gustado que Jeremy Renner hubiera tenido más minutos en pantalla. Quien sí ha podido disfrutar de más metraje del habitual ha sido el siempre entrañable Simon Pegg, y lo que es más, en escenarios que no se limitan a una habitación minúscula con un ordenador.
Viena, Casablanca o Londres son algunas de las localizaciones en la que los agentes del IMF luchan por la existencia de su propia organización. Y no pienso contar más. Hazte con un buen cuenco de palomitas, relájate y descubre qué sucede por ti mismo.
Y, quién sabe, quizás volvamos a encontrarnos si ‘Misión Imposible 6’ ve la luz y continúa esta apuesta por la calidad que hace de la franquicia la versión guerrera de la saga James Bond que sí merece la pena ver. Más de una vez.

Nota: 8 / 10
Para recordar:
La película se toma en serio a sí misma (prueba es un guión bien hilvanado).
El personaje de Ilsa (Rebecca Ferguson).
Que por primera vez el equipo no cambie (salvo la ausencia de Paula Patton)
Menos Tom Cruise y más Simon Pegg.
Que las habilidades de Ethan Hunt aún no hayan encontrado límites (afortunadamente para nuestro disfrute).
Para olvidar:
Los villanos no dan miedo.
9 octubre, 2015 a las 21:12
Para mi las mejores son la 1,3 y 5. La cuarta parecía sacada de un flipe enorme.
10 octubre, 2015 a las 15:40
A mí la cuarta me gustó mucho. La tercera ni fu ni fa. Y la primera es un clásico entre los clásicos
12 octubre, 2015 a las 11:35
Hola! Yo la verdad es que me quedé en la primera, Tom no me gusta.
12 octubre, 2015 a las 15:33
Beatriz, lo mejor de la quinta es que Tom es (casi) quien menos importa de la trama