Los Oscar desechan el Zoom para ofrecer una entrega de premios presencial pero extraña, sin ritmo, con discursos extra largos y el mayor bajonazo que recuerdo como cierre de la noche.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies